Con el paso de los años tanto nuestra piel como nuestras uñas sufren diversos cambios que forman parte del proceso de envejecimiento. Uno de los más típicos efectos del paso de los años en la piel es la sequedad de la misma debida a la atrofia de las glándulas sudoríparas que vierten su contenido a la superficie de la epidermis.
Características propias de la piel en el mayor:
- Mayor fragilidad y menor eficacia de la piel como barrera de protección, al tener menos elasticidad.
- Mayor sequedad y palidez de la piel.
- Alteración en la termorregulación del paciente.
- Infecciones crónicas más frecuentes.
- Aumento del umbral del dolor.
- Menor resistencia a pequeños traumas y tendencia al frío.
- Facilidad de rotura de los vasos ante mínimos traumatismos.
- Frialdad cutánea, alteración de la respuesta inflamatoria, cicatrización lenta y anómala.
El paso del tiempo no sólo va a reflejarse en nuestra piel, las uñas también se van a ver afectadas.
Características propias de las uñas en el mayor:
- Disminución en el crecimiento ungueal.
- Cambios de coloración.
- Engrosamiento ungueal.
- Aparición de estrías ungueales.
Consejos generales del podólogo:
- Los pies se deben revisar con regularidad, prestando atención a los cambios en el color y la temperatura, buscando el aumento de grosor o cambio de color de sus uñas y controlando las grietas o heridas de la piel. Ningún engrosamiento en la piel del pie se considera normal.
- Es importante mantener una buena circulación sanguínea hacia los pies. Para ello se recomienda elevarlos cuando se está sentado o acostado, realizar estiramientos, caminar…
- Hay que evitar las medias elásticas y calcetines demasiados apretados. Deben proteger la piel sin que anulen movimientos normales
- Los pies deben lavarse regularmente. Hay que realizar un buen secado, sobre todo entre los dedos, para evitar la humedad, sin frotar la piel.
- El corte de las uñas deberá efectuarse por lo general de forma recta.
- Deben evitarse los zapatos demasiado ajustados. Cambiar de zapatos cuanto antes si estos están ya muy desgastados o deformados.
- No exponer los pies a temperaturas extremas, ya sean frías o calientes.
- No permanecer sentado durante mucho tiempo, especialmente con las piernas cruzadas.
- Evitar el uso de callicidas, remedios caseros o instrumentos afilados, especialmente si se padece diabetes o mala circulación sanguínea, utilizarlo puede provocar un problema mayor al que tenía
- El dolor en los pies no se debe considerar normal.
Debe consultar al podólogo ante cualquier alteración. En el caso de personas mayores diabéticas deben hacerlo de forma periódica, como mínimo una vez al año.
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